Hace falta una base de conocimientos técnicos, con el foco puesto en cómo vender, y una capa de habilidades personales, entre las que destaca la resiliencia
La parte menos complicada de emprender quizás sea enterarse de qué hay que aprender para poder lanzarse. Una búsqueda rápida en Internet devuelve toda una avalancha de cursos, talleres, charlas e incluso másteres dedicados por completo a la creación de nuevas empresas. La literatura es inmensa y si uno se propusiera completar la lista de requisitos antes de decidirse, probablemente se quedara toda la vida en esa fase de estudiante de emprendedor. ¿Pero qué es lo que realmente se necesita antes de poner en marcha un negocio? Quienes ya han pasado por ello destilan una mezcla muy concreta: una base de conocimientos técnicos, con el foco puesto en cómo vender y cómo hacerlo a través de Internet, y una capa de habilidades personales o soft skills, entre las que siempre lleva la delantera la resiliencia.
“La formación y el aprendizaje son la materia prima del emprendedor. Mucho más que el dinero o la idea”, afirma tajante Mike Cobián, socio general de The Valley Venture Capital, un fondo de inversión para start-ups que ha puesto en marcha la escuela de negocios The Valley. “Hay millones de humanos pensando en ideas todo el rato, lo importante es la ejecución. Y eso se basa en el talento y la formación”.
Formarse, de acuerdo, ¿pero en qué? Más allá del campo concreto en el que se quiera desarrollar cada proyecto, hay un cuerpo de nociones transversales que poco a poco va tomando forma. Y con una dualidad que es ya una constante también en el mercado laboral: la del conocimiento duro o técnico, por un lado, y las habilidades blandas o personales, por el otro. “Antes un empresario podía empezar e ir aprendiendo por el camino, pero es cierto que ahora hay conocimientos cada vez más específicos de emprendimiento”, señala Álvaro Cuesta, fundador y responsable de la productora de start-ups Sonar Ventures.
Hemos consultado a seis emprendedores y expertos sobre qué se necesita aprender para poder emprender, una actividad a la que ya se dedica el 6,4% de los españoles, según el más reciente informe GEM sobre emprendimiento, que elabora la Asociación Red GEM España. Aquí, los expertos resumen los conocimientos que te van a hacer falta, las habilidades que vas a tener que desarrollar, el momento ideal para formarse… y el momento en el que debes dejar de estudiar si no quieres que la formación se convierta en la eterna excusa para no lanzarte nunca.
1. ¿Qué conocimientos necesito?
Un vistazo al programa de cualquier máster de emprendimiento arroja un listado extenso de conceptos: estrategia, gestión, innovación, financiación… Cobián lo resume y lo divide en dos: el conocimiento sectorial del campo en el que se quiera emprender y el conocimiento del entorno digital, pues Internet se ha convertido en el canal de venta casi obligatorio. “El conocimiento sectorial es el que debes traer al emprender. Si por ejemplo quieres dedicarte al mundo de los quioscos, tendrás que conocer qué actores hay en el mercado, cuáles es su modelo de negocio, la cadena de valor…”, abunda. “El conocimiento del canal tiene la dificultad de que en lo digital ahora hay una sofisticación muy alta. Antes, el marketing online o el SEO eran simplísimos, pero hoy son extremadamente complejos. Se trata de bajar todo eso a tierra”.
El objetivo, en cualquier caso, y sea cual sea el proyecto, es vender. Tu idea, tu producto, tu servicio. Por eso, quienes ya han recorrido la ruta del emprendimiento recomiendan tener una buena base de marketing y de empresa. “Hay que saber vender tu producto y tu servicio, tienes que entender tu target y saber cómo comunicar tu proyecto, eso es diferencial”, asegura Jaime Fernández de la Puente, cofundador de Guudjob, una herramienta para que los clientes puedan valorar y reconocer directamente a los empleados que les prestan un servicio, por ejemplo un camarero en una cafetería.
Hace falta también armarse de valor e internarse en el mundo de los números. Y aunque en esta parte lo recomendable es apoyarse en expertos, toca igualmente hacerse con una buena base para saber por dónde se camina. “Uno de los mayores conocimientos técnicos es la constitución de la empresa. La valoración de la compañía y la parte financiera es la más tediosa y la que más problemas suele generar”, asegura Fernández de la Puente. “Negocio, negocio, negocio. Hay que tener los números muy claros”, añade Elena Ibáñez, que tras desarrollar su carrera en el mundo de la empresa ha decidido poner en marcha su propio proyecto, Singularity Experts, una herramienta de orientación que utiliza inteligencia artificial para mostrar a cada persona cuál es su profesión ideal.